domingo, 28 de noviembre de 2010

Uno cortito

Sueño

Tiene doce años, pesa ochenta quilos, se llama Esteban, le gusta el helado, las pasas de uva y los caramelos que se derriten rápido. Cuando sea grande quiere ser investigador privado, quiere tener cuatro autos, una casa de vacaciones en “Palm Beach” una esposa rubia de ojos celestes y tres hijos varones. Sabe que va a tener dos perros Dogo argentino y que a la tarde no va a poder jugar al fútbol con sus hijos, se lo va a haber prohibido el médico porque si se agita le da un paro cardíaco por culpa de los nervios que va a sacar en el trabajo.

jueves, 18 de noviembre de 2010

El ser humano y la carrera evolutiva.

Siempre nos ha gustado decir (y sobre todo sentir) que somos la especie que domina el planeta. Esto es cierto a medias.

  
Los dos caminos


Entiendo dos caminos evolutivos, el de adaptación interna y el de adaptación externa.
Un ejemplo exitoso de adaptación interna son las cucarachas, un insecto con una alta tasa de reproducción que le permite mutar en poco tiempo y así adaptarse a las condiciones de su entorno, hecho que le ha permitido poblar casi todas las regiones del globo.
El más exitoso ejemplo de adaptación externa somos nosotros mismos. Todo lo que nos hace humanos apunta  a modificar nuestro entorno, desde nuestro pulgar opuesto hasta nuestro cerebro que procesa y analiza el por qué de todo.


Dominantes


No es casual que digamos (y nos guste decirlo) que somos la especie dominante, justamente es la base de nuestro éxito como especie, el dominar. Dependemos totalmente de nuestra capacidad de modificación del entorno, somos débiles físicamente y aunque somos una especie de clima templado, vivimos en zonas muy calurosas y en zonas muy frías sin que cambie sustancialmente nuestra fisonomía. Lo hacemos porque hemos aprendido genéticamente que nos es más fácil modificar el entorno que modificarnos a nosotros mismos.
Así como evoluciona un parásito en función de sus huéspedes, de la misma manera que un animal polar desarrolla más grasa, de la misma manera que el elefante de clima muy caluroso desarrolla orejas enormes para enfriar su cuerpo y tiene orejas más grandes que el de climas más templados, el hombre piensa y se proyecta para anticipar esas necesidades y cambios. Nuestra obsesión con el planeta explotando y nosotros necesitando otro lugar para irnos, por ejemplo, es una muestra clara de la necesidad de asegurar nuestra supervivencia, más allá de lo que pueda suceder en nuestro entorno.

Primero nos adaptamos al clima y desde ahí avanzamos hasta las naves espaciales.

La lógica es sencilla:

Cuál es el problema?
De qué cosas dispongo?
Y en base a eso buscar la solución.

Cuál es el problema?
Hace frío.
Ese animal no tiene frío porque tiene más pelo que yo, el pelo es calentito. Si yo tuviera ese pelo no tendría frío, se lo quito y me lo pongo encima.
El límite es nuestro conocimiento sobre nuestro entorno y nuestra relación para poder crear lo necesario. Política? Religión? Ciencia? todas responden a alguna de esas dos necesidades (interacción y conocimiento), ambas bases fundamentales de nuestra presencia en este planeta.

miramos al rededor y vemos un mundo construido por nosotros, de ahí que olvidemos que en realidad dependemos de eso que hemos construido. Nuestra propia evolución es de las más complicadas y frágiles por un lado y sólidas por otro. Nuestros cuerpos son más frágiles de lo que asumimos, no nos pueden ni cortar una pierna que dejamos de funcionar. Dependemos de nuestra comunicación y organización para modificar el entorno y solventar nuestras necesidades básicas.

Si nos empeñamos en encontrar una diferencia que nos haga especiales, creo que es la capacidad de no depender cien por ciento del entorno, pero eso acarrea otras debilidades. Como la necesidad de ser muchos para poder modificarlo en nuestro beneficio. Eso aumenta la competencia dentro de la misma especie, lo que, a su vez, se encarga de mantener nuestra población controlada, evitando que seamos más de los que necesitamos ser.

Claro que esto es tan sólo una apreciación mía y puede que sea un simple misántropo que se enrosca en escribir.-

lunes, 25 de octubre de 2010

Actually Zombies!!




En este puntito que cariñosamente llamamos Mendoza se organizó una ZombieWalk.

Qué Onda?

Para mí la imagen del zombie es algo muy fuerte y con muchas posibles forma de analizarla. Siempre pensé en ello como un reflejo de la masa avanzando desesperada y sin sentido hacia algo, comiendole la cabeza al resto, a los pocos que se mantienen.
Una zombiewalk para mí representa la posibilidad de decir eso, de poder expresar esa sensación y mostrarles en la cara en lo que se han convertido.
Zombie es una persona que sigue las normas porque son normas, que hace caso porque le dicen, que compra lo que le promocionan y que piensa como la mayoría, porque sí.
Es el paralelo entre un ser que se mantiene sólo dios sabe como y que se alimenta del cerebro de los que lo rodean y el mundo que te absorve y te llena de normas y modas y credos hasta que sos uno de ellos y no vos mismo.

Los zombies para mí no son los buenos, son los responsables.

Desde ahí considero como casi fundamental la prescencia de íconos politicos y sociales de instituciones que zombifican al resto. Una zombiewalk es el vómito de una sociedad exasperante, es la sensación de reconocer a tu alimento en tus heces.

Creo que esa es la diferencia entre algo simpático o flashero y un simbolismo completo.

Eso es de alguna forma lo que esperaba ver acá (pese a la excusa que me dieron después: "esto es Mendoza, viejo"), sobre todo porque la imagen estandarte de la marcha (esta es la que usaron de base) era la de un puño cerrado al estilo Panteras Negras.

Acá

Me encontré con mucha gente de disttintos círculos con distintos intereses, pero todos ahí, algunos maquillados, otros no, pero acompañando. Es que la verdad era algo nuevo, distinto de las cosas que en general estamos acostumbrados a ver.

Teñida de la puntualidad mendocina, arrancó casi una hora más tarde. Mucha gente, la verdad más de la que todos esperábamos.
Largó con un discurso de apertura donde se aclaraban las normas, se daban los créditos pertinentes y se arengaba a la gente.

Me llamaron la atención un par de cosas.

Primero la forma en que cantaban y gritaban, al mejor estilo movilización peronista o de cualquier agrupación universitaria, sólo que no había ninguna ideología en el medio, de nadie. De parte de la organización no hubo ninguna bajada de línea de nada y, por las normas restrictivas en cuanto al disfraz, en los zombies ninguna crítica a nadie. Si esa marcha era una persona y su motivo el cerebro de esa persona, entonces esa persona era realmente un zombie descerebrado.

LA premisa fue hacerla sin molestar a nadie y en la bolsa de molestar también entró criticar y manifestarse en forma individual.

No soy amigo del lucro en general, pero menos en cosas de este tipo. No me emocionó demasiado enterarme de que desde las cuatro de la tarde iban a estar maquillando y cobrando "un arancel" por ello (indefinido al menos en facebook, no pregunté allá). No me parecería mal que quien maquilla utilice esa marcha para hacer publicidad, pero en devolución debería maquillar gratis, si en definitiva soy una pancarta andante de tu trabajo, porque ya aclararon que fue tu trabajo, y de una forma bastante ambigua "...por eso hay zombies tan cuidados..." o sea: -si te gustan, es porque los hice yo-.

Ví más niños de los que esperaba, una simpática hilera de nenas de unos diez años acompañaba a la histriónica primera línea de zombies que avanzaban hacia las cámaras y celulares que los filmaban. 
Flashé un montón con los perros callejeros que acompañaban a los zombies justo como nosotros, caminando al costado, parando, avanzando viendo los distintos lugares de la horda. Hubiera estado bueno saber qué pensarían, sobre todo ese perro negro al que uno de los zombies abrazó y fingió morder mientras todos miraban enternecidos, no puedo dejar de pensar que loco si el perro lo mordía, cómo hubieran reaccionado...

Buscaban hacerla bien, sin complicaciones y sin molestar a nadie y, salvo por un par de conductores enfermos de cronofagia, no molestaron a nadie; y salvo un par de cosas respecto a la parte del cruzado de calles y esas yerbas, los zombies fueron un buen rebaño y nadie hizo nada que avergonzara al resto de la horda ni a los que acompañaban su marcha.

Me gusta que se hagan estas cosas, es ver un despertar pequeño en esta sociedad hipócrita que es la mendocina. Me gusta que la gente salga a la calle, que se muestre, que otra gente se acerque, vea; me gusta el intercambio de verdades que se da en el camino, es un pequeño avance, o uno enorme, el tiempo lo calificará...

Qué me quedó

La charla del final fue muy esclarecedora en muchos aspectos y confusa en otros.
Como dije, no soy muy amigo del lucro y menos en estos contextos.
Y en ese aspecto me quedé pensando.
Hasta qué punto uno puede aprovechar ese nivel de lucro para expresar mejor su idea, tiene eso sentido siquiera? Es que aparecieron las palabras sponsor y merchandising y me quedé helado, de repente no entendí cómo me lo decían tan frescamente. En ese momento pensé que había sido una buena idea no ir de zombie, que efectivamente ese grupo no me representaba en absoluto, ni el grupo ni el móvil de los organizadores. Pero también que estaba bueno que se hagan y que si el móvil de quienes organizan es ese, entonces es como un arma de doble filo. Digo, a vos te conviene que yo marche, ganás plata de esto. Pero a mi me gusta marchar, entonces lo hago, y vos que lo organizás ganás plata. Al menos es mejor que ser convencido de una cosa para al final enterarse de que la larguísima cola no era la del baño.
Pero hasta dónde está bueno el comercio de intereses? Sobre todo cuando hay guita en el medio.

En definitiva, no vi nada que me generara nada. Así y todo me gusta que se haga.
(aunque si fue rentable para la organización, entonces es probable el año que viene se haga de nuevo y pueda ver zombies de Ratzinger o Perón... si a los sponsor no les molesta, no?).

Cuando discutí con la organización con respecto a las caracterizaciones vedadas la discución termino cuando me encontré con el impenetrable muro del "organizá una vos". No organizo una  yo, de la misma manera que no aprende medicina todo el que se indigna por una malapraxis; pero aún así espero la marcha donde pueda haber cabida para la expresión más transgresora y personal, donde respeto signifique escuchar estando en desacuerdo y no callarse para no ofender, y cada vez que organicen una voy a estar atento y recordando las excusas de años anteriores.

Le veo un futuro con tantos negros como blancos, espero al año que viene...