sábado, 3 de abril de 2010

El asesino que no vimos.

Método de dominación 100% efectivo: El Miedo
Método de reactivación económica 100% efectivo: La Salvación

El año pasado explotó la gripe A, cientos de campañas publicitarias advirtiéndonos del peligro, de la muerte casi segura que se escondía en las barandas de los colectivos, en las paredes de los lugares concurridos, en el mismo aire que respirábamos... Nada podía salvaguardarnos de su sombra, estábamos condenados a perecer a causa de un diminuto asesino que no podíamos ver, oír, oler, sentir, ni matar.
La palabra "pandemia" aparece en el ruedo y ya los más alarmistas se acordaron de nostradamus y de nuevo vino la excusa para criticar a la humanidad y sus pecados
Por suerte no todo estaba perdido y apareció un superhéroe (que casualmente estaba en peligro de extinción) el alcohol en gel. Éste era algo raro, un híbrido entre el jabón y el alcohol, no limpia, pero desinfecta, interesante...
Alivio general, caos en las góndolas.
Escalada magistral en su precio y pronto el nuevo superhéroe no daba a basto, límites en las compras, "sólo dos por persona", anunciaba un cartelito escrito con fibrón indeleble colgado de la parte inferior de las góndolas de casi todos los supermercados. Indignación, reclamos al derecho de compra, familias se dividen y compran dos cada uno, carritos con cajas y cajas de ese gel milagroso que prometía salvarlos de la nueva peste bubónica.
A esta inundación gelosa se sumaron medidas preventivas. Los teatros, los cines, los museos, todos cerrados por prevención. A los bares se les limitó la cantidad de mesas. "No deben haber aglomeraciones de gente" era la premisa principal.
Pero no todo son flores y en breve cae la nueva bomba que desanima a los seguidores del supergel: El virus es bastante más complejo y se mantiene en una especie de animación suspendida por lo que el gel no lo mata, para salvarse de la gripe no alcanza con el compuesto alcohólico.
Nuevo caos, de nuevo el miedo, la desesperanza, los estornudos apagados en el codo para no continuar esparciendo al asesino microscópico.
Centros de salud hirviendo de gente, barbijos son la solución. Explosión de barbijos, todo el mundo a usar barbijos, pero no, no alcanza, el virus pasa a través del barbijo, debe ser uno especial (que sale bastante más caro), todos ahora a conseguir el nuevo barbijo. Y seguían todos jugando al esta bizarra variación de "la búsqueda del tesoro", siguiendo atentamente las nuevas pistas, comprando el nuevo milagro. Pero no porque ahora ya no hay más barbijos y de nuevo el miedo...
Hasta que después de esperar un tiempo prudencial, aparece la mágica salvadora: la vacuna.
Todo mundo a vacunarse.
Cientos de miles de personas (por no decir millones) en el mundo entero corren a vacunarse contra esta enfermedad que ataca a la mayor parte de la población y que es mortal en la porción que (como buenos animalitos que somos) más cuidamos, los bebés.
Ahora se espera que en Octubre resurja...
Ya están diciendo que la vacuna no es buena, (seguro saldrán con otra) que en su desarrollo se incluyó un proceso de cultivo que involucra células madre similares a las que producen el cáncer y que no está claro si eso devendrá en casos de cáncer (en criollo, parece que la vacuna es cancerígena). En definitiva, la gripe A vuelve y lo que parecía una cura, mutó en otro motivo para temer.
Ahora parece que no fue una pandemia como aseguraron con las manos en la cabeza, ahora parece que de los 150 millones de muertos que previeron, apenas fueron unas decenas de miles en el mundo entero...
No sé cuánto hay de cierto en todo esto, pero lo que sí se es que somos un rebaño de ovejas que le creen al clérigo o al señor de guardapolvo que estudió mucho.
Tal vez sea hora de que pensemos dos veces, tal vez sea hora de que nos enfoquemos un poco más en las cosas que pasan alrededor nuestro en vez de agitarnos ante el primer revuelo.

"ten el tezón del clavo enmohecido,
que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo,
que amaina su plumaje al primer ruido."

Un pedacito de "più avanti" de los "Siete sonetos medicinales" de Almafuerte.