sábado, 20 de marzo de 2010
La ilusión del peso
domingo, 14 de marzo de 2010
Adaptación a la inversa
martes, 9 de marzo de 2010
De snobs, artistas y artistas snob
viernes, 5 de marzo de 2010
De ovejas y pastores
lunes, 1 de marzo de 2010
Irrealismo Representativo
Cómo, de qué manera mostrar la realidad ha sido la más grande preocupación… pero la pregunta es una sola, ¿Hace falta mostrarla tal cual es? ¿No basta ya con verla a diario? Es que la visión moderna de la realidad, con avances, crecimiento, progreso, mejoras, esa maldita fidelidad… ¡Pero si el ser humano no es fiel ni a sus instintos! ¿Por qué, entonces, hacer de ésa nuestra obsesión? Qué sentido esconde esa visualización exacta, determinada, casi “objetiva”, del mundo. ¿Hay en el fondo algo bueno en ello?
Miremos hacia adentro nuestro y tratemos de idear un mundo, de crear nuevas leyes físicas, tratemos de crear un nuevo cosmos dónde todo lo que deseemos sea posible, creemos un reflejo representativo y no figurativo. Mostremos la realidad, pero de una forma que no se halla visto jamás, desde un ángulo impensado, desde dónde nadie pueda situarse nunca, regalémosle eso al espectador, no a ése espectador anónimo que come pochoclo en el cine, o que se esconde en la oscuridad de una sala para poder besar a alguien ignorando el mundo que nace y muere en una hora y media, o más, o menos… Que se atragante, que el beso quede trunco. Pongámosle un nombre al espectador que hace honor a esa denominación, al tipo que exige, que demanda un cosmos nuevo en cada manifestación artística, seamos libres, libres de ataduras, libres de limitaciones, seamos dioses creadores y destructores, no seamos las ovejas que son apaleadas por salirse del camino, demos nosotros los palos a quienes se queden, y cuando digo palos, hablo de golpear con creaciones aún más desconectadas, a simple vista, de la realidad, seamos bajos, altos, anchos y angostos a la vez…
Crece ante nosotros un mundo en decadencia, un mundo que ya no es sólo lo que se ve, un mundo que significa caer y ser aplastado, un mundo que significa levantarse y ser decapitado, un mundo en el que nada es como creemos, que nuestro “arte” sea una bofetada al hombre común, que lo saque de su monotonía, que lo alce, que lo empuje a movilizarse, a cambiar lo que no debería ser, que cree pensadores, que fomente nuevas corrientes. ¡Asistimos al nacimiento de un nuevo arte, formamos parte de lo que dentro de cientos de años se estudiará como los albores del arte digital! Nuestro campo tiene menos de treinta años de historia, está en nosotros el ser precursores de algo que crece o ser culpables de la destrucción y decadencia de algo que muere. El mundo evoluciona, y lo que no lo sigue muere de la forma más horrorosa, quedando en el olvido…
Tenemos detrás nuestro un sinfín de intentos con los que nutrirnos para dar lugar a ése cambio, pero no olvidemos que son sólo eso, intentos; no son nada más que eso. Está en nosotros creer que ya está todo hecho y que no queda más nada que hacer, entregarnos a la inevitable realidad y dejar que lo que podría ser algo grande quede sólo en una forma de vender un producto o revelarnos y mostrar un mundo nuevo.
No estoy hablando de una mezcla de imágenes sinsentido, estoy hablando de imágenes elaboradas dónde no halla distracciones de ningún tipo, cuadros dónde lo que se ve es lo indispensable, un montaje que puntualice la atención en lo que HAY que ver, encuadres que hablen por sí solos, hagamos de cada segundo una palabra, de cada palabra una acción y de cada acción un cambio.
El artista es observador y cómo observador ve los remaches enclenques de la maquinaria de destrucción que crece, señalémoslos entonces, hagamos obvio lo evidente, demos ideas con historias, iluminemos las sombras de la cultura que adora la ignorancia. Estamos a tiempo de girar el gran timón que dirige el barco en el que navegamos, estamos en los albores del cambio, seamos responsables, seamos partícipes con lo nuestro o caigamos en el olvido, por cobardes…